Los dispositivos electrónicos con los que uno convive a diario -celulares, computadoras y televisores inteligentes, entre otros- emiten diferentes tipos de radiación electromagnética. Esta energía, en una dosis recargada, puede provocar desde daños en la piel hasta fatiga visual y problemas de insomnio.
Todos los teléfonos –algunos más, otros menos- emiten una categoría de radiación electromagnética catalogada como radiofrecuencia (RF). Estas ondas de baja potencia también se encuentran en las radio FM y los microondas.
Se trata de una forma de radiación no ionizante que, en teoría, es inofensiva para los seres humanos porque no puede romper los enlaces químicos en el ADN. Sin embargo, si no se regula su intensidad, podría acarrear algunos efectos fisiológicos.
En 2014, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que “no se ha determinado que el uso del teléfono móvil tenga efectos adversos para la salud”. Sin embargo, la desconfianza siempre está un paso más adelante.
El miedo al iPhone 12
Este temor se reavivó semanas atrás, cuando el iPhone 12 fue retirado de las tiendas francesas luego de que la Agence nationale des fréquences (ANFR), advirtiera que no logró superar la Tasa de Absorción Especifica (SAR) que producen los celulares.
La ANFR, como se indica en diferentes medios, evaluó el iPhone 12 en dos escenarios de contacto corporal: cuando uno lo sujeta con una mano y mientras se lo guarda en el bolsillo.
En estas pruebas se calcula cuánto se calienta la mano, la cabeza o la pierna por la radiación que despide, algo que se mide en vatios por kilogramo (W/kg). El límite debe ser inferior a los 4 W/kg y este iPhone alcanzó los 5,74 W/kg.
Según los ingenieros, la cantidad de energía que transmite un teléfono no es constante. Suele ser más agresiva en una zona con poca cobertura de WiFi o redes móviles, ya que sus antenas de radio buscan atraer más fuentes para amplificar la señal.
Por lo tanto, es el software quien determina cómo se comporta el teléfono cuando la intensidad de la señal baja. Los parámetros demasiado elevados de ondas de radio se modifican con una actualización.
“Lanzaremos una actualización de software para los usuarios de Francia con el fin de adaptarnos al protocolo utilizado por los reguladores franceses. Esperamos que el iPhone 12 siga disponible en ese país», indicó Apple en un comunicado.
Este parche, fue liberado esta semana y tras ser analizado por la ANFR, consiguió la aprobación de la agencia gala. La tasa SAR quedó en los 3,94 W/kg. Y si bien está muy próxima al límite, dejó de ser peligrosa. Al menos en los papeles.
Radiación RF: consecuencias y soluciones
Como la radiación de RF procedente del teléfono puede ser absorbida por los tejidos del cuerpo, lo que ocasiona –en casos extremos- enrojecimiento de la piel, caída del cabello, quemaduras, es importante no guardarlo cerca del pecho o la pelvis.
Los niños son especialmente sensibles porque están desarrollando su sistema neurológico e inmunológico. También las embarazadas. Por lo que es recomendable reducir el contacto. Ya hay estudios que relacionan la hiperactividad, las cefaleas y el mal dormir con estas ondas.
Los expertos recomiendan desactivar el WiFi o poner los dispositivos en «modo avión» durante la noche. Además, desenchufar cualquier aparato eléctrico y apagar cualquier lámpara LED que haya en la habitación.
Los efectos nocivos de la luz
El espectro ultravioleta (rayos UV) es una de las formas nocivas en las que se descompone la luz del Sol. La otra es la llamada luz azul, que también es emitida por algunas fuentes artificiales.
El tono frío de los focos LED, así como la irradiación que producen las pantallas de televisores, celulares o computadoras, son los ejemplos más comunes.
Este haz tiene la capacidad de penetrar las capas profundas de la dermis, para pigmentar la piel en exceso, con pérdida de elasticidad y flacidez, debilitando la barrera epidérmica, acelerando los signos de envejecimiento y las manchas oscuras.
«La luz azul está dentro del espectro de luz visible. A su vez, está pegada a los rayos UV, que pueden dañar el ADN, provocar cáncer de piel y pigmentación. La luz azul produce manchas. Para saber el grado al que uno se expone, habrá que considerar la cantidad e intensidad de luz que se recibe, a qué distancia uno está ubicado y durante cuánto tiempo permanece», explica Andrés Politi, médico y dermatólogo.
La luz azul se asocia también con la fatiga visual, conocida como Síndrome Visual Informático (SVI) el cual se manifiesta cuando el ojo pasa mucho tiempo enfocando la visión o se enfrenta a condiciones de poca o mucha luz.
Otros síntomas típicos son ojos rojos y secos, visión cansada y dolores de cabeza. A nivel ocular, se pueden generar desde cuadros de fatiga hasta acelerar procesos degenerativos de la visión, algo que normalmente está asociado a la edad.
Si bien la solución concreta reside en regular los tiempos de exposición, cuando esto no es posible se deben hacer los esfuerzos por mantener hábitos que disminuyan los potenciales daños.
Consejos y recomendaciones
- Protector solar. Aunque para la mayoría el uso es exclusivo del verano, ya que está asociado con la exposición al sol, también puede ayudar a reducir el impacto de la luz azul artificial sobre la piel. Lo recomendable es aplicarlo dos o tres veces al día.
- Nuevos lustres. La mayoría de las cosméticas, venden bases y correctores que, además de corrigen imperfecciones, protegen la piel de la luz azul y mejoran la hidratación.
- Regla 20-20-20. Apartar la mirada del monitor después de 20 minutos de trabajo y durante 20 segundos enfocarse en un objeto que esté a 20 metros de distancia. Esto ayudará a descansar la vista y evitar los periodos largos de exposición.
- Distancia prudencial. La mayoría se acercan a menos de 40 cm de la pantalla, lo que aumenta las molestias que puede ocasionar la luz azul. Se aconseja mantener una distancia de al menos 65 cm con una ligera inclinación de la pantalla.
- Buena iluminación. Trabajar en espacios que tengan una buena luminosidad para no forzar la visual. También es importante configurar el brillo y contraste de la pantalla a niveles óptimos.
- Filtros. Así como existen lentes para la luz azul, hay distintos filtros en formato de aplicaciones (función luz nocturna de Windows) o físicos, que se adhieren a la pantalla.
- Controlar el sueño. Para evitar las alteraciones en el ciclo del sueño se recomienda dejar de utilizar dispositivos tecnológicos al menos una hora antes de irse a dormir.