La creciente presencia de habitantes de calle en el municipio tiene preocupada a toda la comunidad, pues muchos de estos se dedican al consumo de sustancias alucinógenas y a ellos se les suman consumidores locales. Sin distinción alguna, ya ellos tienen zonas demarcadas para llegar a consumir, lo que preocupa es que estos espacios, que naturalmente son públicos, se conviertan en lugares para la distribución y comercialización de estupefacientes.
Uno de los puntos de preocupación es la carrera 16 con calle 12, en esta zona, en cercanías al caño El Cristo, algunos de estos jóvenes llegan para realizar este tipo de actividades. Para algunos vecinos, esto es incómodo pues esta, además es una zona residencial y lo que menos se quiere, es que los menores que residen por el sector terminen cayendo en las garras de las drogas, arruinando sus vidas.
Además, genera una sensación de inseguridad para quienes residen en la zona, que en muchas oportunidades han tenido que adaptarse a convivir con ellos para no resultar afectados. Ante esta problemática, es importante que las autoridades puedan intervenir, llevando programas de prevención y por supuesto, el aumento de las rondas policiales, especialmente en las horas nocturnas, para apaciguar el sentimiento de inseguridad de los residentes de la zona.