CNN
—
Las próximas elecciones presidenciales de Brasil se han visto envueltas en un clima de tensión y violencia sin precedentes. A medida que se acerca la votación del 2 de octubre, los episodios de acoso y ataques se han intensificado, e incluso los actores neutrales, como los institutos de encuestas, se han convertido en objetivos.
El presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro, que aspira a ser reelegido, actualmente está rezagado en las principales encuestas con respecto al expresidente de izquierda Luiz Inácio “Lula” da Silva. Y la batalla entre estos dos nombres familiares muy diferentes ha dividido a la nación, y los expertos dicen que el nivel de ira política es diferente este año.
“La polarización a la que nos enfrentamos este año es diferente a una mera polarización política”, dice Felipe Nunes, director ejecutivo del Instituto de Investigación Quaest, que realiza encuestas en Brasil.
“Este año estamos viendo una polarización afectiva, donde diferentes grupos políticos se ven como enemigos, no como adversarios”.
Varios de los investigadores de su grupo han sido hostigados mientras realizaban encuestas este año, agregó Nunes.
Otro conocido instituto de investigación, Datafolha, dijo que la vida de uno de sus investigadores fue amenazada, luego de que se negaron a entrevistar a un partidario de Bolsonaro autoidentificado en la ciudad de Ariranha, en las afueras de Sao Paulo.
El hombre descontento acusó al investigador de parcialidad, y lo acusó de solo entrevistar a “partidarios de Lula” y “vagabundos”. Luego lo golpeó y amenazó con un cuchillo, dice Datafolha, que presentó una denuncia policial.
“Una de las pautas de las encuestas es no entrevistar a alguien que se ofrece. Tiene que ser aleatorio para fines estadísticos”, dijo a CNN Jean Estevao de Souza, coordinador del proyecto de investigación electoral en Datafolha.
“Los casos más típicos (de agresiones) son de personas que se ofrecen y cuando el investigador explica que no puede ser entrevistado en esa circunstancia, la persona empieza a filmar, ofender y maldecir”.
Según Datafolha, desde el 7 de septiembre de este año se han denunciado otros 42 casos de acoso y violencia contra sus empleados.
Si bien se ha visto violencia en ambos lados del espectro político, los críticos acusan a Bolsonaro de fomentar deliberadamente la desconfianza y la frustración entre los partidarios del sistema electoral brasileño. Y cada vez más, a medida que su desempeño decae en las encuestas, la ira de Bolsonaro se ha vuelto hacia organizaciones de investigación como Datafolha.
Datafolha ha sido nombrada repetidamente, y la precisión de sus encuestas ha sido cuestionada, por Bolsonaro. En un discurso en Brasilia durante las celebraciones de los 200 años de la Independencia de Brasil el 7 de septiembre, Bolsonaro desacreditó las proyecciones de Datafolha, un tema común en sus discursos.
“Nunca había visto un mar tan grande aquí con estos colores verde y amarillo. No hay Datafolha mentiroso aquí”, dijo. “Aquí está la verdad, aquí está la voluntad de un pueblo honesto, libre y trabajador”.
Durante un evento de campaña el 23 de septiembre, Bolsonaro mantuvo el tono en un discurso ante sus seguidores en Divinópolis, estado de Minas Gerais. “Somos la mayoría. Ganaremos en la primera ronda. No hay elecciones sin gente en las calles. No vemos a ninguno de los otros candidatos realizando un mitin que se acerque al 10% de las personas aquí”, dijo.
Encuestas recientes han mostrado a Lula liderando a Bolsonaro en las últimas semanas.
Los intentos de los políticos por desacreditar a los institutos de encuestas no son nuevos en Brasil, dice Estevao de Souza de Datafolha. “Pero nunca sufrimos hostigamiento y ataques a los investigadores en las calles hasta este año”.
“La retórica de ataque a los institutos por parte de la campaña del presidente, que trata de desprestigiar las encuestas, termina circulando entre los simpatizantes más radicalizados y se refleja en las calles”, dijo.
Las disputas verbales entre los dos candidatos principales, aunque no son poco comunes en Brasil, también se han sumado a la atmósfera envenenada, con Bolsonaro llamando repetidamente a Lula un “ladrón” y Lula describiendo recientemente a Bolsonaro como una alimaña.
Dado el diálogo nacional cargado, algunos votantes brasileños optaron por abstenerse de discutir sus preferencias electorales en público, según una encuesta de Quaest.
“Recientemente les preguntamos a los votantes si sienten que es más peligroso decir sus opiniones o por quién quieren votar. Y alrededor del 80% de los encuestados afirmó que es más peligroso hablar de política ahora que en el pasado”, continuó Nunes.
Los ataques a los investigadores de encuestas son solo un ejemplo de la hostilidad política que se observa en Brasil mientras la nación se prepara para la votación.
Durante un discurso de aceptación de la candidatura de su partido para la reelección el 23 de julio, el presidente brasileño llamó a sus simpatizantes a dar la vida “por la libertad”.
“Repite conmigo: juro dar mi vida por la libertad. Una vez más”, dijo Bolsonaro a la multitud que repitió sus palabras.
Ha habido enfrentamientos repetidos entre los partidarios de Bolsonaro y Lula, siendo quizás el episodio más emblemático la muerte a tiros del miembro del Partido de los Trabajadores Marcelo Arruda el 9 de julio por el partidario de Bolsonaro José da Rocha Guaranho, quien luego fue acusado de homicidio agravado.
Guaranho, quien también recibió un disparo y posteriormente fue hospitalizado, dijo que no recuerda lo que sucedió.
Este tipo de incidentes de alto perfil han causado miedo entre algunos votantes potenciales, y podrían correr el riesgo de disuadir a las personas de votar. En las calles de la icónica avenida Paulista de Sao Paulo, los votantes entrevistados por CNN expresaron su frustración por el amargo ambiente en torno a las próximas elecciones.
“Hay demasiada tensión, casi se está convirtiendo en una guerra. Parece que Lula y Bolsonaro son como equipos de fútbol. La gente está enojada entre sí”, dijo Erika de Paula, de 33 años, quien dijo que aún estaba indecisa pero que no votaría por Bolsonaro.
Felipe Araujo, quien se considera un partidario moderado de Bolsonaro, deseó que las elecciones terminen pronto. “(Las elecciones) están muy polarizadas entre los dos principales candidatos. Y hay muchas peleas entre la gente. Espero sinceramente que esto acabe pronto. Ha contaminado todos los ambientes, el trabajo, la familia, los amigos”, dijo.
La participación electoral será crucial en esta coyuntura histórica para el país, en la que el liderazgo de Brasil podría duplicar la agenda de Bolsonaro o dar un giro a la izquierda bajo Lula.
Pero cuatro de cada diez brasileños creen que existe una alta probabilidad de violencia política el día de las elecciones y, aunque votar es obligatorio en Brasil, el 9% dijo que estaba considerando no votar en absoluto por temor a la violencia, según una encuesta de Datafolha realizada anteriormente. mes.
“Estas tensiones y ataques son muy malos para el trabajo de investigación, pero también para las elecciones, para el ambiente político en general y para la democracia misma”, dijo Estevao de Souza de Datafolha.
