¿Para cuándo los recursos de gratuidad?
Se sabe que mediante Decreto 4807 del 20 de diciembre de 2011, por el cual se establecieron las condiciones de aplicación de la gratuidad educativa para los estudiantes de educación preescolar, primaria, secundaria y media de las instituciones educativas estatales en todos los establecimientos educativos estatales del país, desde transición hasta el grado undécimo, a partir del 2012.
Según la norma, la gratuidad se financiará con los recursos del Sistema General de Participaciones (SGP) por concepto de calidad, en los términos de la Ley 715 del 2001 (transferencias territoriales).
La medida implica que los padres no pagarán en dinero o en especie, en ningún caso y bajo ninguna circunstancia, por la prestación del servicio educativo de sus hijos.
Es decir que los colegios no podrán cobrarles por costos relacionados con la matrícula, pensiones, carné estudiantil, certificados de estudio, mantenimiento de equipos, boletines, constancias o derechos de grado, seguros estudiantiles y, en general, por ningún servicio complementario.
Los recursos de gratuidad se girarán directamente a los fondos de servicios educativos de los establecimientos educativos. De esta forma, se agiliza el trámite, pues ya no se requerirá el giro previo a los municipios, como sucedía. De ahí que ningún alcalde por muy charlatán, embustero e irresponsable que sea podrá afirmar que la alcaldía gestionó los recursos y menos que los giró.
Cuando se estableció la “gratuidad”, el ministerio de educación incitó a los padres de familia para que denuncien a las instituciones educativas oficiales que les cobren por algún concepto. También debería decirles que denuncien cuando el MEN no cumpla con los mínimos requerimientos para que un colegio funcione.
En el año 2012, cuando inició la gratuidad, el Ministerio de Educación estableció un valor por alumno matriculado y asistiendo a clases de $68.000 para preescolar urbano y $84.000 rural; para básica se establecieron $60.000 para los urbanos y 74.000 para los rurales; para la media se estimaron $90.000 para los colegios con estudiantes urbanos y $112.000 para los rurales.
Desde ese momento en adelante el Ministerio de Educación Nacional y las Secretarías de educación certificadas dejaron a los colegios a su suerte. Con esa migaja de aporte los colegios tuvieron que asumir mantenimiento de paredes, techos, alumbrado, pintura general, acondicionamiento de salas múltiples, cocinas, sanitarios, plomería, alcantarillado; pago de servicios de internet, dotación de tintas, dotación de cocinas, suministro de marcadores, pupitres, tableros, material didáctico, compra de equipos, tinta para impresoras y fotocopiadoras; además entregar gratis boletines, certificados, diplomas, medallas, constancias a los padres de familia y estudiantes.
Con esos líchigos pesos que transfiere el Ministerio de Educación Nacional, los colegios tienen que afrontar toda esa carga, pero como al caído caerle, desde ese 2012 los gobiernos nacionales creyeron que los colegios quedaron inundados de dinero y empezaron a recortar año tras año el valor per cápita efectivo descontada la inflación; y como tras de cotudo con paperas, los recursos no los giran a tiempo, teniendo los colegios que prestar los servicios educativos sin un peso durante el primer semestre. A esta fecha, no los han girado.
Y como si el anterior desastre en la financiación de la educación fuera poco, agréguele, apreciado lector, que a los colegios los obligaron a trabajar sin aseadoras, sin vigilantes, sin profesores, sin bibliotecas, sin auxiliares administrativos.
Por esa razón de desfinanciación brutal de la educación es que los gobiernos tienen que hacerse los locos cuando los colegios piden el apoyo financiero de los padres de familia para asear a la institución, por ejemplo. Gratuidad en el papel y privatización en la práctica.
Señor presidente, ¿para cuándo los recursos de gratuidad de este año?
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