cnn
—
El pueblo de Ecuador se dirige a las urnas, pero está votando por algo más que un nuevo presidente. Por primera vez en la historia, el pueblo decidirá el destino de la extracción de petróleo en la Amazonía ecuatoriana.
El referéndum dará a los votantes la oportunidad de decidir si las compañías petroleras pueden continuar perforando en uno de los lugares con mayor biodiversidad del planeta, el Parque Nacional Yasuní, hogar de las últimas comunidades indígenas aisladas de Ecuador.

El parque abarca alrededor de un millón de hectáreas en el punto de encuentro del Amazonas, los Andes y el Ecuador. Se supone que sólo una hectárea de tierra del Yasuní contiene más especies animales que toda Europa y más especies de árboles que las que existen en toda América del Norte.
Pero debajo de la tierra se encuentra la mayor reserva de petróleo crudo de Ecuador.
“Estamos liderando el mundo en la lucha contra el cambio climático pasando por alto a los políticos y democratizando las decisiones ambientales”, dijo Pedro Bermo, portavoz de Yasunidos, un colectivo ambientalista que impulsó el referéndum.
Ha sido una batalla de una década que comenzó cuando el ex presidente Rafael Correa propuso audazmente que la comunidad internacional le diera a Ecuador 3.600 millones de dólares para que Yasuní no fuera perturbado. Pero el mundo no fue tan generoso como esperaba Correa. En 2016, la petrolera estatal ecuatoriana inició perforaciones en el Bloque 43 –alrededor del 0,01% del Parque Nacional– que hoy produce más de 55.000 barriles diarios, lo que representa alrededor del 12% de la producción petrolera del Ecuador.

Una cruzada continua de campaña incesante y una petición exitosa finalmente dejaron su huella: en mayo, el tribunal constitucional del país autorizó que el voto se incluyera en la boleta de las próximas elecciones.
Es una decisión que probablemente será fundamental para el futuro de la economía de Ecuador. Los partidarios que quieren seguir perforando creen que la pérdida de oportunidades de empleo sería desastrosa.
“Los partidarios de la petición de que el crudo permaneciera bajo tierra la hicieron hace diez años, cuando no había nada. Diez años después nos encontramos con 55.000 barriles por día, o sea 20 millones de barriles por año”, dijo a la radio local el ministro de Energía, Fernando Santos.
“A 60 dólares el barril, eso son 1.200 millones de dólares”, añadió. “Podría causar un daño enorme al país”, dijo, refiriéndose al daño económico y negando que haya habido daño ambiental.
Alberto Acosta-Burneo, economista y editor del boletín Weekly Analysis, dijo que Ecuador se estaría “disparando en el pie” si cerrara las perforaciones. En un video publicado en X, antes conocido como Twitter, dijo que sin reducir el consumo lo único que significaría es otro país vendiendo combustible a Ecuador.
Pero los defensores del “sí” tienen ideas para llenar el vacío, desde la promoción del ecoturismo y la electrificación del transporte público hasta la eliminación de las exenciones fiscales. Afirman que recortar los subsidios al 10% más rico del país generaría cuatro veces más de lo que se obtiene extrayendo petróleo del Yasuní.
“Esta elección tiene dos caras”, explicó Bermo.
“Por un lado tenemos la violencia, los candidatos, los partidos y las mismas mafias políticas que gobernaron el Ecuador sin cambios significativos.
“Por otro lado, el referéndum es todo lo contrario: una campaña ciudadana llena de esperanza, alegría, arte, activismo y mucho trabajo colectivo para salvar este lugar. Somos muy optimistas”.
Entre quienes hacen campaña para detener las perforaciones se encuentra Helena Gualinga, una defensora de los derechos indígenas que proviene de una aldea remota en la Amazonía ecuatoriana, hogar de la comunidad Kichwa Sarayaku.

“Este referéndum nos presenta una gran oportunidad para generar un cambio de manera tangible”, dijo a CNN.
Para Gualinga, la parte más crucial del referéndum es que si gana Yasunidos, la petrolera estatal tendrá un plazo de un año para concluir sus operaciones en el Bloque 43.
Explicó que algunas compañías petroleras han abandonado áreas en la Amazonia sin cerrar adecuadamente las operaciones y restaurar el área.
“Esta sentencia significaría que tienen que hacer eso”.
Quienes desean continuar perforando en la zona argumentan que sería imposible cumplir el plazo de un año para desmantelar las operaciones.
El referéndum se produce en un momento en que el mundo enfrenta temperaturas abrasadoras: los científicos declaran que julio es el mes más caluroso registrado y la Amazonía se acerca a lo que los estudios sugieren que es un punto de inflexión crítico que podría tener graves implicaciones en la lucha para abordar el cambio climático.
Y según Antonia Juhasz, investigadora principal sobre combustibles fósiles de Human Rights Watch, es hora de que Ecuador haga la transición a una era post-petróleo. El PIB petrolero de Ecuador ha caído significativamente de alrededor del 18% en 2008 a poco más del 6% en 2021.
Ella cree que los beneficios de proteger el Amazonas superan los beneficios de mantener la dependencia del petróleo, particularmente considerando el costo de los derrames regulares de petróleo y las consecuencias del empeoramiento de la crisis climática.
“La Amazonia vale más intacta que en pedazos, al igual que su gente”, afirmó.