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Al menos 11 “cuerpos completos” y decenas de partes de cuerpos, incluidas cabezas humanas, fueron recuperados el miércoles de una importante prisión en Ecuador, después de días de enfrentamientos mortales en las prisiones.
Los restos fueron recogidos en la Penitenciaría del Litoral en Guayaquil, Ecuador, donde estalló la violencia por primera vez el sábado.
Treinta y una personas han muerto, según un tuit de la Fiscalía General el martes. Sin embargo, el Servicio Nacional Forense de Ecuador ha advertido que el número oficial de muertos aún no se ha determinado por completo, ya que aún se deben identificar muchas partes del cuerpo.
Algunas de las víctimas parecían haber sido decapitadas, dijo el miércoles el Servicio Nacional Forense de Ecuador a CNN en Español.
CNN se ha comunicado con varios funcionarios del gobierno para obtener actualizaciones o aclaraciones sobre la cantidad de muertes, sin respuesta hasta el momento.
El sistema penitenciario de Ecuador ha sido durante mucho tiempo el principal teatro de violencia en el país, con cientos de reclusos asesinados en los últimos años cuando se enfrentaron miembros de organizaciones criminales competidoras.
Las fuerzas de seguridad a menudo han tenido problemas para enfrentar a las pandillas dentro de prisiones superpobladas, donde los reclusos a menudo toman el control de las secciones de las penitenciarías y dirigen redes criminales desde detrás de las rejas, según las autoridades ecuatorianas.
El martes, el servicio penitenciario de Ecuador anunció que había ejecutado con éxito una operación para extraer a los guardias de prisiones tomados como rehenes por los reclusos, liberando al menos a 106 guardias en cinco prisiones diferentes.
“Nuestra acción continúa…”, agregó la autoridad penitenciaria en Twitter.
El presidente ecuatoriano, Guillermo Lasso, también firmó un decreto que declara el estado de emergencia en todo el sistema penitenciario del país durante los próximos 60 días.
En los últimos dos años, Lasso ha nombrado a cinco directores diferentes del servicio penitenciario, pero ninguno ha demostrado ser capaz de reducir la violencia.
