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Jeff Borzello, redactor de ESPN
Después de un período de seis semanas que vio su estado en peligro en dos ocasiones, la era de Bob Huggins en West Virginia terminó oficialmente el sábado por la noche cuando emitió un comunicado diciendo que tenía la intención de renunciar y retirarse como entrenador en jefe de los Mountaineers.
Huggins termina su carrera en Morgantown con un legado complicado. Jugó dos temporadas de béisbol universitario para West Virginia, luego pasó una temporada como asistente graduado antes de regresar 29 años después como entrenador en jefe de su alma mater. Huggins procedió a guiar a los Mountaineers al torneo de la NCAA 11 veces en 16 temporadas, yendo al Sweet 16 en cinco ocasiones, incluida una carrera de Final Four en 2010.
Pero terminó con dos controversias en menos de dos meses. Hace seis semanas, Huggins fue suspendido por tres juegos y recibió una reducción de salario de $1 millón después de usar un insulto contra los homosexuales en una entrevista en una estación de radio de Cincinnati. Y luego, el viernes por la noche, Huggins fue arrestado en Pittsburgh acusado de conducir bajo los efectos del alcohol. Según un informe policial, una prueba de aliento determinó que el contenido de alcohol en la sangre de Huggins era del 0,21%.
Cómo se recuerda a Huggins, quien fue incluido en el Salón de la Fama del Baloncesto Naismith Memorial en 2022 y quien llevó a Cincinnati a 11 torneos consecutivos de la NCAA antes de renunciar, seguirá siendo objeto de debate. Pero ahora West Virginia tiene que avanzar rápidamente en un momento inoportuno en el calendario de baloncesto universitario.
Estas son las preguntas más importantes a raíz de la renuncia de Huggins.
¿Por qué West Virginia y Huggins decidieron seguir adelante ahora?
Cuando Huggins fue suspendido por usar un insulto contra los homosexuales en la radio, la universidad modificó su contrato para que fuera más fácil dejarlo sin tener que pagar una cantidad significativa de dinero. Esencialmente, su contrato se convirtió en un acuerdo de año a año, lo cual es extremadamente inusual en los niveles más altos del baloncesto universitario. Poco después de que saliera la noticia del arresto de Huggins la madrugada del sábado, quedó claro que sería difícil para West Virginia traerlo de regreso como su entrenador en jefe.
Si el incidente de hace seis semanas nunca hubiera ocurrido, quizás las cosas hubieran sido diferentes. Pero un DUI menos de dos meses después de haber sido suspendido por una controversia separada dejó solo un camino a seguir.
¿Qué pasará con la lista de West Virginia?
La especulación había crecido desenfrenadamente en las últimas dos temporadas de que Huggins estaba a punto de retirarse. De hecho, había una percepción en la industria de que la campaña 2023-24 podría ser su última temporada como entrenador en jefe. Como resultado, West Virginia apostó todo esta primavera en el portal de transferencias, trayendo a tres jugadores de impacto: Jesse Edwards de Syracuse, Kerr Kriisa de Arizona y RaeQuan Battle de Montana State, para ir con dos transferencias de Manhattan que se quedaron fuera la temporada pasada. El titular Tre Mitchell y el sexto hombre Joe Toussaint también regresaban, dando a los Mountaineers un equipo entre los 25 primeros de la pretemporada.
Esa lista ahora está completamente en el aire. Las reglas de la NCAA brindan a los estudiantes atletas una extensión de 30 días para ingresar al portal de transferencia después de un cambio de entrenador. Entonces, aunque la ventana de transferencia se cerró para los estudiantes universitarios, varios jugadores en la lista aún pueden irse. Los dos nombres más importantes probablemente serán Edwards y Kriisa, ninguno de los cuales necesita una exención como transferencia por primera vez y ambos podrían comenzar en casi cualquier programa en el país.
¿Qué tan bueno es el trabajo de West Virginia?
La percepción solo ha mejorado en los últimos meses, principalmente gracias a la infraestructura NIL de West Virginia. Country Roads Trust tiene mucho dinero, y la clase de transferencia entrante de élite de los Mountaineers es evidencia de cuán efectivo puede ser en el proceso de reclutamiento. El programa también tiene una de las mejores bases de fanáticos en el deporte, es el mayor atractivo del estado y ha tenido un éxito constante bajo múltiples entrenadores. También está en una liga que ha priorizado el baloncesto y parece estar sobre una base sólida para avanzar.
Morgantown es una ubicación única dentro de los 12 grandes: West Virginia normalmente no ha reclutado dentro de la huella de la liga, y su base de reclutamiento le permite monitorear de manera efectiva varias áreas. El programa puede reclutar a Nueva Jersey y Filadelfia, puede obtener jugadores de Maryland y Washington, DC, y obviamente puede ir a Ohio y al Medio Oeste y conseguir jugadores también.
¿A qué entrenador podrían recurrir los Mountaineers a continuación?
Todo indica que el director atlético de West Virginia, Wren Baker, quiere un reemplazo permanente, no solo un interino para la próxima temporada.
La pregunta más importante es si puede buscar entrenadores del árbol de entrenadores de Huggins, a saber, Andy Kennedy de UAB y Jerrod Calhoun de Youngstown State. Kennedy pasó cuatro temporadas con Huggins en Cincinnati y luego fue el entrenador interino de los Bearcats después de la renuncia de Huggins en 2005. Mientras tanto, Calhoun irrumpió en el radar nacional después de llevar a Youngstown State a un título de temporada regular de la Horizon League la temporada pasada. Fue asistente estudiantil de Huggins en Cincinnati y luego formó parte de su personal en West Virginia durante cinco temporadas. El entrenador en jefe de South Carolina State, Erik Martin, quien pasó 15 temporadas como asistente en West Virginia, también cae en esta categoría.
Fuera del árbol de Huggins, podría valer la pena intentarlo con Steve Forbes de Wake Forest o Chris Jans de Mississippi State, dos entrenadores vinculados muy brevemente a otros trabajos en la primavera.
Sin embargo, lo que ya habría sido una búsqueda difícil se vuelve aún más difícil por el momento.
De manera más realista, Baker podría echar un vistazo a Pat Kelsey de Charleston, Jeff Boals de Ohio, Rob Senderoff de Kent State, John Groce de Akron, Tod Kowalczyk de Toledo, Bob Richey de Furman, Ritchie McKay de Liberty, Mike Morrell de UNC Asheville y Takayo Siddle de UNC Wilmington. Ben McCollum de Northwest Missouri State, el entrenador más exitoso de la División II, también estará vinculado al puesto; Baker fue su director atlético 2010-13.
En términos de entrenadores actualmente sin trabajo, Chris Mack podría tener sentido, dado su éxito pasado. LaVall Jordan tiene mucha experiencia en carreras de alto nivel. Y luego está John Beilein, quien pasó cinco temporadas en West Virginia y llevó a los Mountaineers a dos Sweet 16 y un Elite Eight antes de irse en 2007 a Michigan. ¿Baker lo traería de regreso? Parece poco probable, pero vale la pena mencionarlo.
