Imagen: Pixabay
Por: Juan Sebastián Acosta Bernal
Casi todas personas que están inmersas en el mundo profesional habrán escuchado más de una vez sobre la importancia de no remitir ciertos mensajes que puedan perjudicar a quien los reciba.
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Por más que el remitente siempre intente cuidar al mayor cada palabra, va a ser casi inalcanzable la mayoría de las veces que algún no tome alguna cosa de la forma equivocada. Esto, toda vez que, la mayoría de las personas están sujetas a un sesgo que las hace ver por mínima cosa, alguna mala intención donde efectivamente casi nunca la hay.
Según recoge BBC Mundo: “(…) quien lee un correo está frecuentemente sometido a lo que se ardor “sesgo de intensificación negativa”. A menudo perciben mensajes negativos en los correos que el remitente no tenía intención de incluir o exageran cualquier atisbo de negatividad”, eso es lo que sucede.
Normalmente, los trabajadores de oficina ocupan hasta dos horas al día a escribir correos electrónicos. Algunos empleados encuestados, señalaron que en ciertas oportunidades reciben correos que califican como ofensivos.
Según un estudio realizado por la Universidad Doméstico de Singapur, el 91% de los trabajadores de oficina encuestados indicaron, que ese tipo de comunicados lo recibían mayoritariamente de sus superiores.
Conveniente a la gran cantidad de correos electrónicos que se manejan en una empresa, se vuelve casi que insalvable que en algunas oportunidades sucedan este tipo de cosas con los mails. Sin incautación, hay algunos factores que pueden empeorar las cosas y subirles mucho el tono.
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Tal como recoge BBC Mundo, un primer ejecutor es que: “El correo electrónico incluso reduce la citación “presencia social”, la percepción de que la persona al otro flanco es vivo”.
Por otro flanco, el segundo ejecutor, es la anulación que hace el correo de la comunicación cara a cara. Al no tener la posibilidad de visualizarse entre interlocutores, se reduce la posibilidad de aclarar un malentendido, lo cual sí pasaría si existiera la posibilidad de valorar las expresiones del rostro del otro.
Como conclusión, no sobran algunos consejos para evitar estas situaciones. Hay muchas cosas que se pueden hacer, sin incautación, existen dos fundamentales; pedirle a algún más que revise lo que se va a remitir y evitar el uso de humor.
Fuente consultada: BBC MUNDO
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