Es común que cuando realizamos un trabajo excepcional en la manipulación de materiales y creación de obras de arte de cualquier tipo queramos dejar nuestra marca para que la gente reconozca quien fue el que realizo el trabajo y de ese modo darnos más fama, ya sea para ser más reconocidos egocéntricamente o con un fin más propagandístico para futuras contrataciones.
Este no es el caso del doctor Simon Bramhall, caso expuesto en lo más insólito por cierto, ya no es nada ético realizar ningún tipo de actividad parecida a la descrita anteriormente. Esto es porque el doctor Bramhall es un médico cirujano, lo cual no le impidió realizar tan inhumana acción en varios de sus pacientes.
Esto se supo ya que 2 de sus pacientes tuvieron que ser intervenidos quirúrgicamente posterior a la cirugía realizada por el, esto como operaciones de seguimiento. En el hígado de sus pacientes o más bien víctimas, se encontraron las letras grabadas “SB”, iniciales del nombre del doctor británico.
Los médicos de las operaciones posteriores se dieron cuenta que había una pequeña zona quemada en los hígados y al fijarse bien encontraron las letras, desde ese momento comenzaron a investigar y dieron con el doctor.
La marca del Doctor
Simon Brmhall que para ese entonces tenía 53 años y trabajaba en el hospital Queen Elizabeth, de la ciudad de Birmingham, en Inglaterra. Cometió tales ofensas a sus pacientes entre los meses de febrero y agosto del año 2013. En los que grabó sus iniciales en los hígados trasplantados de sus pacientes con un láser de gas argón coagulador utilizado para detener las hemorragias.
Es de destacar que durante el momento en que dejó su “firma” en los pacientes estuvo en presencia de sus colegas y demás personal médico, lo extraño es que en ningún momento estos se percataron de la actividad del doctor.
Las marcas fueron realizadas conscientemente por él, de forma totalmente innecesaria y deliberada lo que da a pensar cualquier tipo de cosas, y es que las operaciones de este tipo son largas y difíciles como para realizar tan antiética actividad.
La condena impuesta por tales actos
Como debió ser, Simon Bramhall fue juzgado por sus actos, el cual se declaró culpable por haber plasmado sus iniciales en dos de sus pacientes, estando estos bajo anestesia y sin haber consentido tal acto antes de la intervención quirúrgica.
El especialista en cirugía de hígado, bazo y páncreas se vio en la situación de tener que renunciar a su cargo de cirujano general en el antes mencionado hospital y fue suspendido ese mismo año.
Bramhall alego que “sus pacientes no habían sufrido ningún impacto en la calidad de sus resultados clínicos pese a su marca”. El fiscal que atendía el caso lo catalogo como “extraordinario y complejo” y el hecho de que Bramhall haya escrito en varios de sus pacientes sus iniciales en acto repetido requiere de mucha concentración y habilidad, actividad que pudo haber realizado para presumir frente a sus colegas.
Por el abuso de confianza y su incumplimiento ético frente a sus pacientes, Bramhall fue sentenciado a pagar una multa de 10.000 libras (equivalente a 13.600 dólares) y ha trabajo comunitario.