DESDE EL SUR DEL CESAR-13/14: IMPRESIONANTE SEQUÍA NOS AGOBIA.
Sin lugar a dudas, transcurren los días con la presencia de la más aguda sequía de los últimos cincuenta años, no han sido suficientes los grandes esfuerzos de nuestra Empresa de Servicio Públicos, Empoaguachica, ni los sacrificio de nuestro Cuerpo de Bomberos, para mitigar los sufrimientos de este fenómeno natural, que nos tiene al borde de la locura, tampoco es el momento de buscar o señalar chivos expiatorios para echarles la culpa de nuestra sed, pero sí de señalar culpables se trata, es necesario asumir nosotros mismos un importante porcentaje de culpabilidad, porque quiénes si no nuestros antepasados y las presentes generaciones nos hemos dedicado a entorpecer el normal curso de la naturaleza, deforestando inclementemente nuestros bosques, desviando nuestros ríos y quebradas, contaminando nuestras fuentes hídricas con pesticidas y matamalezas empleados en forma inclemente en los cultivos, destruyendo la flora y la fauna nativa sin ninguna consideración.
Mientras que la hecatombe se ha ido consumando a través de los años y la miopía no nos ha permitido avizorar políticas preventivas y proyectos serios sobre la recuperación y racional conducción de nuestra riqueza hídrica, que nos permita un desarrollo armonioso en nuestra ciudad y la región Sur del Departamento del Cesar, los políticos que han desfilado por nuestra ciudad no han hecho sino prometer y prometer la solución del suministro de agua las 24 horas del día para nuestra ciudad y la optimización de todos los servicios públicos domiciliarios, pero pasadas las elecciones se olvidan de sus promesas preelectorales, se olvidan de sus compromisos con el pueblo que los eligió y asumen que con la compra de los votos y las limosnas a su séquito de seguidores han saldado las cuentas con la democracia y sus electores, posiblemente engañados otra vez.
Creemos que ha llegado el momento de exigir al Gobierno Central y Departamental buscar la solución a este agudo problema del agua en el Sur del Cesar, hacerle saber que nuestras exigencias al respecto son un derecho inalienable, demostrarles que Aguachica también es Colombia, que somos un pueblo progresista y luchador, que nuestro desarrollo depende fundamentalmente de los servicios públicos domiciliarios e industriales, que privarnos de la satisfacción de nuestras mínimas necesidades son un atentado contra el desarrollo lógico de nuestra ciudad y la región.
Hagamos la revolución pacífica por el agua en nuestros pueblos, morir de sed es un sacrificio que no se merece ningún pueblo de Colombia; con el reciente ejemplo del Casanare, podemos edificar un monumento a la desidia, la abulia, al indebido favorecimiento de las multinacionales por parte del estado.
