viernes, mayo 3, 2024
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¡La Abstención Electoral Y Ese País Prospero Que Deseamos.…!

ALFONSO SUAREZ ARIAS
ALFONSO SUAREZ ARIAS

“Yo también quiero felicitar al senador Uribe: su grupo tuvo un decoroso segundo lugar. Espero que podamos dejar a un lado los odios, los rencores y trabajar por el país”. J.M.SANTOS
Que se recuerde, en la historia de convocatorias a comicios electorales en Colombia, siempre se ha observado y se recrimina a posteriori, que el fenómeno del abstencionismo se ha presentado nuevamente, con lo que se corrobora a éste como un elemento conformativo más del sistema votante.
Entender ésta situación patética y muy presente de ese día cívico, en el que el ciudadano debería sentir la obligación de acudir a la urna con la diáfana intención de elegir a quien representará a su comunidad en la conducción política y social del Estado, hace discernir a quienes creen en la democracia que la causa primaria es la falta de civismo.
Sin embargo, ya desde una apreciación más objetiva, se puede presumir que en estas circunstancias, el pueblo no percibe que la política en general avanza contra gatuperios estructurados en la gobernabilidad, como esencia de la misma, la corrupción, anodinas propuestas de candidatos y partidos, polemizados resultados generados por participación social y el desagrado que ciertos personajes mediáticos producen con sus afrentas sociales, una vez se autoproclaman con caudillaje político.
De todas maneras, serán muchas las causas que se puedan alegar, como componentes del abstencionismo electoral, que el mismo Estado debería concertar para encontrale contrapartida, de pronto; el voto obligatorio como está instituido en otros países, revisión de programas educativos, campañas de promoción contra el conformismo, políticas que consideren costos y beneficios al acudir a las urnas, obligatoriedad de suspensión de actividades mercantiles o no esenciales y muchas más que también exoneren problemas puntuales como enfermedad, distancia o errores del mismo sistema.
Es tan impactante el problema, que ante los recientes resultados, la “Misión de Veeduría Electoral de la Organización de Estados Americanos (MVE/OEA)”, exhorta a que se estudie, éste alto nivel de abstención y se encuentre soluciones para superarlo, además al del alto porcentaje de votos en blanco y nulos.

De 32,7 millones de colombianos convocados y capaces de elegir solamente participamos 14,3 millones y muchos votaron mal porque el denominado “tarjetón electoral”, no presenta ni fotos, ni nombres de candidatos, lo que obligaba al elector a memorizar desde la campaña al elegido.

Con todo y eso, los últimos resultados electorales, han establecido un nuevo Congreso con muchas caras ya conocidas por su idoneidad y actuar en favor y despropósito del pueblo, eso sí, como lo expuso el estadista ingles W. Churchill: “Cada pueblo tiene a los gobernantes que se merece.”, y los que no participaron activamente en el proceso son de todos modos, legatarios de éste resultado.

El otro problema que resurge cada vez que de elegir se trata, es el grado de conocimiento y capacidad intelectual de quienes han trascendido favorecidos por el pueblo, vendrá en breve la acostumbrada andanada de demandas contra parlamentarios por su desconocimiento y abuso de las potestades propias de su dignidad, el pueblo ha elegido a muchos que se encuentran incursos en investigaciones por participación en parapolítica, corrupción, carruseles y en general por esa falta de integridad ética que anula una buena acción del Congreso.

Ante esto, lo único que jurídicamente la sociedad puede retomar, es la perdida de la investidura como mecanismo constitucional, que sancione de alguna forma al político elegido, pero indecente.

Finalmente, ¿era la apuesta democrática, una carrera contra las barreras que da orden a la repartija de mermelada?

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