Dos niñas nuevamente son las nuevas huérfanas tras el asesinato de sus padres anoche bajo las balas de sicarios que los asesinan.
Ellos son el rostro más oscuro de la violencia en Aguachica, además del de la drogadicción que los está arropando: una cantidad indeterminada de huérfanos, que se cuentan por miles, aunque no hay una cifra oficial.
Sólo en el casco urbano de Aguachica la violencia que se recrudece por épocas del año deja en los últimos 30 días 10 huérfanos incluidos las dos niñas de la pareja asesinada anoche en la carrera 10B con calle 15, considerando que en los tres últimos años y medio han sido asesinadas más de 200 personas, que en 70 por ciento de los casos tenían dos hijos.
«Sabemos que son miles, pero nadie tiene idea de cuántos son ni dónde están», pues las autoridades no le han prestado atención a esta situación en materia de infancia.
Lo más triste es que todos los gobernadores ofrecen en sus campañas atención integral al menor pero esta solo queda en el papel, pues al parecer a ninguno le interesa realizar inversión en materia social; aunque crean que la labor social solo basta con entregar tres sillas de rueda, seis bastones para adultos, pero la creación de centros infantiles como el programa estelar de su gobierno en materia social. los resultados han sido magros.
Muchos de los niños y niñas que han perdido a sus padres tienen que enfrentar además la discriminación alimentada por el discurso de las autoridades, de que los muertos son criminales.
Es el caso de las hermanas de 13 y 15 años, de la que los padres fueron asesinados anoche.
Cualquiera que sea su número, los huérfanos pertenecen a una generación rota por la violencia. Han visto morir a sus padres, son desplazados y discriminados. Pero ninguna autoridad los mira.
