AUTONOMIÍA E INTERDEPENDENCIA UNA ENCRUCIJADA AL DESARROLLO DE LA COSTA CARIBE
El concepto de autonomía dentro de la región Caribe, se ha convertido en una discusión académica llevada a cabo por personas intelectualmente importante pero numéricamente escasa. “Algunos de sus participantes califican de agotada la reunionitis, pero nadie parece tener una respuesta distinta frente a la grave problemática de olvido” y en algunos casos de abandono en que se en encuentra expuesta nuestra región. Frente a ello surge el siguiente problema.
¿Es posible y viable aplicar una política sólida de descentralización y autodeterminación de la región Caribe?
Como primera medida, es supremamente fundamental esclarecer el concepto de descentralización. Entendemos por descentralización a aquel proceso en la cual el poder es atribuido a un gobierno central, de manera que los gobiernos locales actúan como sus agentes. Sin embargo, en este procedimiento, repercute el gran menester que aqueja el desarrollo regional del litoral caribe y es el de la heterogeneidad cultural dentro del mismo contexto regional.
Es muy difícil hablar de una homogeneidad u autonomía caribeña, sabiendo pues que existen intereses muy individualistas reflejados en las grandes oligarquías costeñas que imperan sobre los intereses comunes. El factor de la descentralización posibilita dar un empuje independiente a la región, y brindar espacios de participación por parte de los diferentes entes territoriales que existen. Sin embargo, uno de los principales problemas que se avizoran con la proyección de la unanimidad caribeña es: “que no puede haber autonomía en el Caribe sin unidad regional, y para lograrla, es indispensable una confianza sólida entre departamentos y ciudades. Alcanzarla es imposible a través de la retórica, aún la muy bien intencionada que ha prevalecido hasta ahora, como le consta a la región” . Pero empezar con la construcción de proyectos que le brinden participación a todos los departamentos es el punto de partida para lograr tan anhelada sucesión. Proyectos en donde la comunidad en general salga favorecida. Para tal efecto, todos los 8 departamentos en conjunto deben liderar procesos cuyos resultados sea la erradicación de la miseria y la pobreza. No puede existir autonomía y o descentralización, si no se combate de raíz las desigualdades sociales que son tan comunes en nuestra región.
Otro factor decisivo es la pedagogía en la administración pública. Es decir, abanderar procesos en los cuales, los ciudadanos costeños tengan inmerso el ideal de justicia y puedan plasmar obras para el bien común. Planes en donde la corrupción, y la politiquería no tengan acogida dentro del contexto caribeño. Si bien es cierto, la región Caribe es la zona en Colombia donde mayormente fluyen aires de corrupción, elemento que se convierte en una gran ambigüedad para el desarrollo social y político del mismo.
Ahora frente al problema de si es posible o no una política descentralizada en esta región, cabría responder acertadamente de forma positiva. Pero no podemos lanzarnos al ruedo sin antes determinar cuáles son esas causas que contrastan con el desarrollo social nuestro. Por ende, eliminando dichos problemas es posible empezar a forjar un espíritu de solidaridad caribe. Educar en la cultura de una sola región y no de subregiones, plasmar un espíritu colectivo caribeño en donde no exista el recelo monteriano, barranquillero, vallenato, cartagenero, guajiro, etc., sodificaría aún más el legado de una región que ha aportado grandes beneficios a la nación.
Lic. Manuel Fdo. Meneses Saldaña
U.S.B Bogotá
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