viernes, diciembre 13, 2024
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WikiLeaks, capítulo Colombia


Prueba su contenido que el respeto y la colaboración mutuas ha sido la nota predominante en las relaciones bilaterales.

Se abrió por fin la caja de Pandora de las comunicaciones secretas y confidenciales entre la embajada de Estados Unidos en Colombia y sus corresponsales en el Departamento de Estado sobre el transcurrir de la vida política, el orden público, las relaciones internacionales, a lo largo de la última década, contenidas en el material filtrado por algún oscuro funcionario norteamericano al sitio WikiLeaks y éste, a su vez, a cinco grandes diarios del mundo, los cuales han venido soltándolo a cuentagotas y con calculada fruición sensacionalista a sus lectores.

Se ha dicho que de los más de 250.000 mensajes, Colombia aparece mencionada en 2.415, de los cuales un 10% se refieren a la lucha común contra el terrorismo y el narcotráfico, lo que suena bastante lógico por ser ese uno de los temas fundamentales de la agenda entre EEUU y su más leal aliado en Sudamérica. También se habla del proceso de desmonte del paramilitarismo; de los intentos de negociación con la guerrilla, empezando por el fallido experimento del Caguán; de los derechos humanos, los “falsos positivos” y el escándalo de las “chuzadas” del DAS, entre otros temas, con una característica fundamental: en ningún momento el embajador de turno, en sus comunicaciones con sus superiores en Washington, se refiere en términos descomedidos o irrespetuosos al presidente de Colombia o a alguno de sus altos funcionarios.

Por el contrario, pese a la franqueza y el carácter coloquial con que se habla en muchos de esos cables, lo que prueba su contenido es que el respeto y la colaboración mutuas ha sido la nota dominante en las relaciones bilaterales. No hay nada allí que pueda avergonzarnos, ruborizarnos o enojarnos como consecuencia de la percepción que tenían en su momento de Colombia y sus altos dignatarios los diplomáticos norteamericanos. Y si hay alguna crítica o señalamiento de algo que a su juicio no estaba marchando bien, hay que mirarla en el contexto y la fecha en que se hizo para ver en perspectiva como se fueron corrigiendo o modificando las situaciones para mostrar un avance en una relación siempre fluida, aunque no exenta de dificultades.

Eso, por lo menos, es lo que puede decirse luego de la lectura atenta de los 18 cables que han publicado los periódicos y que cualquiera puede consultar en su versión inglesa en el sitio web de WikiLeaks. Por ejemplo, en el No. 1, que titulan: “Situación de los tres estadounidenses en manos de las Farc”, la nota – fechada en agosto de 2004 – asegura que el Gobierno colombiano es incapaz de ejecutar una operación de rescate sin poner en riesgo la vida de Thomas R. Howes, Marc D. Gonsalves y Keith D. Stansell. “Con base en nuestro análisis del entrenamiento del Ejército de Colombia, sus equipos y tácticas, el Ejército es incapaz de efectuar una operación de rescate”, se lee. La “Operación Jaque”, años después, vino a demostrar contundentemente lo contrario, pues fue planeada y ejecutada por el alto mando y el personal especializado de las FFAA colombianas, sin que con ello se quiera decir que la misma se hizo a espaldas y sin la colaboración, tanto logística como de inteligencia, de los Estados Unidos.

Colombia ha estado involucrada por cuenta del narcoterrorismo secuestrador en un tira y afloje internacional. Ahora se viene a saber que, de acuerdo a la información confidencial en poder de EEUU – ver nota No. 4, de febrero de 2008 – un negociador español, Pablo Gómez de Olea, asegura que Francia estaría dispuesta a pagar por la liberación de Íngrid Betancourt e, incluso, a hacer cabildeo en Europa para retirar a las Farc el INRI de organización terrorista. Siempre nos pareció que había un doble juego por parte del presidente Sarkozy en el tema Ingrid, presionado seguramente por la opinión del público francés a adelantar su liberación a cualquier precio. También se dice allí lo que ya sabíamos: que para Francia era vital en ese momento la mediación de Chávez y que el gobierno del presidente Uribe rechazó con muy claras razones esa posibilidad.

Imposible saber cuántos meses o años durará la entrega por pequeñas dosis de lo que aquellos dicen que hay sobre Colombia, pero es fácil colegir que en esos primeros 18 están los que, a juicio de los dueños del arsenal de “chivas”, contienen las revelaciones supuestamente más espectaculares y escandalosas, pues no iban a dejar lo más sustancioso para cuando todos hayamos perdido el interés. Que es lo que han hecho con el contenido de mensajes alusivos a otros países.

Como vemos, no tenemos espacio para analizar una por una las notas relativas a Colombia. Registramos, sin comentarios, las que hablan de que el presidente Uribe buscó “en secreto” un contacto directo con la cúpula de las Farc con miras a una negociación de paz, el 11 de julio de 2008, días después del rescate de Ingrid, los norteamericanos y los diez soldados y policías; también lo hizo en las postrimerías de su mandato, como lo revela un cable del 5 de enero de 2010. Interesante también la que se refiere a la oportuna alerta del gobierno Uribe sobre la consecución fraudulenta de pasaportes colombianos con miras a obtener la visa norteamericana, por parte de extranjeros de procedencia palestina, siria, jordana, venezolana y cubana. Pero lo que queríamos destacar es que en todo ello no hay nada de que debamos arrepentirnos en la relación con nuestro gran aliado. Lealtad y claridad mutuas brillan para todo lector de buena voluntad.

Prueba su contenido que el respeto y la colaboración mutuas ha sido la nota predominante en las relaciones bilaterales.

Se abrió por fin la caja de Pandora de las comunicaciones secretas y confidenciales entre la embajada de Estados Unidos en Colombia y sus corresponsales en el Departamento de Estado sobre el transcurrir de la vida política, el orden público, las relaciones internacionales, a lo largo de la última década, contenidas en el material filtrado por algún oscuro funcionario norteamericano al sitio WikiLeaks y éste, a su vez, a cinco grandes diarios del mundo, los cuales han venido soltándolo a cuentagotas y con calculada fruición sensacionalista a sus lectores.

Se ha dicho que de los más de 250.000 mensajes, Colombia aparece mencionada en 2.415, de los cuales un 10% se refieren a la lucha común contra el terrorismo y el narcotráfico, lo que suena bastante lógico por ser ese uno de los temas fundamentales de la agenda entre EEUU y su más leal aliado en Sudamérica. También se habla del proceso de desmonte del paramilitarismo; de los intentos de negociación con la guerrilla, empezando por el fallido experimento del Caguán; de los derechos humanos, los “falsos positivos” y el escándalo de las “chuzadas” del DAS, entre otros temas, con una característica fundamental: en ningún momento el embajador de turno, en sus comunicaciones con sus superiores en Washington, se refiere en términos descomedidos o irrespetuosos al presidente de Colombia o a alguno de sus altos funcionarios.

Por el contrario, pese a la franqueza y el carácter coloquial con que se habla en muchos de esos cables, lo que prueba su contenido es que el respeto y la colaboración mutuas ha sido la nota dominante en las relaciones bilaterales. No hay nada allí que pueda avergonzarnos, ruborizarnos o enojarnos como consecuencia de la percepción que tenían en su momento de Colombia y sus altos dignatarios los diplomáticos norteamericanos. Y si hay alguna crítica o señalamiento de algo que a su juicio no estaba marchando bien, hay que mirarla en el contexto y la fecha en que se hizo para ver en perspectiva como se fueron corrigiendo o modificando las situaciones para mostrar un avance en una relación siempre fluida, aunque no exenta de dificultades.

Eso, por lo menos, es lo que puede decirse luego de la lectura atenta de los 18 cables que han publicado los periódicos y que cualquiera puede consultar en su versión inglesa en el sitio web de WikiLeaks. Por ejemplo, en el No. 1, que titulan: “Situación de los tres estadounidenses en manos de las Farc”, la nota – fechada en agosto de 2004 – asegura que el Gobierno colombiano es incapaz de ejecutar una operación de rescate sin poner en riesgo la vida de Thomas R. Howes, Marc D. Gonsalves y Keith D. Stansell. “Con base en nuestro análisis del entrenamiento del Ejército de Colombia, sus equipos y tácticas, el Ejército es incapaz de efectuar una operación de rescate”, se lee. La “Operación Jaque”, años después, vino a demostrar contundentemente lo contrario, pues fue planeada y ejecutada por el alto mando y el personal especializado de las FFAA colombianas, sin que con ello se quiera decir que la misma se hizo a espaldas y sin la colaboración, tanto logística como de inteligencia, de los Estados Unidos.

Colombia ha estado involucrada por cuenta del narcoterrorismo secuestrador en un tira y afloje internacional. Ahora se viene a saber que, de acuerdo a la información confidencial en poder de EEUU – ver nota No. 4, de febrero de 2008 – un negociador español, Pablo Gómez de Olea, asegura que Francia estaría dispuesta a pagar por la liberación de Íngrid Betancourt e, incluso, a hacer cabildeo en Europa para retirar a las Farc el INRI de organización terrorista. Siempre nos pareció que había un doble juego por parte del presidente Sarkozy en el tema Ingrid, presionado seguramente por la opinión del público francés a adelantar su liberación a cualquier precio. También se dice allí lo que ya sabíamos: que para Francia era vital en ese momento la mediación de Chávez y que el gobierno del presidente Uribe rechazó con muy claras razones esa posibilidad.

Imposible saber cuántos meses o años durará la entrega por pequeñas dosis de lo que aquellos dicen que hay sobre Colombia, pero es fácil colegir que en esos primeros 18 están los que, a juicio de los dueños del arsenal de “chivas”, contienen las revelaciones supuestamente más espectaculares y escandalosas, pues no iban a dejar lo más sustancioso para cuando todos hayamos perdido el interés. Que es lo que han hecho con el contenido de mensajes alusivos a otros países.

Como vemos, no tenemos espacio para analizar una por una las notas relativas a Colombia. Registramos, sin comentarios, las que hablan de que el presidente Uribe buscó “en secreto” un contacto directo con la cúpula de las Farc con miras a una negociación de paz, el 11 de julio de 2008, días después del rescate de Ingrid, los norteamericanos y los diez soldados y policías; también lo hizo en las postrimerías de su mandato, como lo revela un cable del 5 de enero de 2010. Interesante también la que se refiere a la oportuna alerta del gobierno Uribe sobre la consecución fraudulenta de pasaportes colombianos con miras a obtener la visa norteamericana, por parte de extranjeros de procedencia palestina, siria, jordana, venezolana y cubana. Pero lo que queríamos destacar es que en todo ello no hay nada de que debamos arrepentirnos en la relación con nuestro gran aliado. Lealtad y claridad mutuas brillan para todo lector de buena voluntad.

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