
Por: Diógenes Armando Pino Ávila
Chisporroteaban los cirios
de la parroquial iglesia
consumidos en martirios
y espasmos de epilepsia.
La pareja de rodillas
desesperada espera
con los nervios de puntillas
la bendición casamentera.
Dos beatas cuchichean
entre salves y avemarías
todos los sucesos del día
de la decrépita aldea.
Muy alta la temperatura
Siento, aún, junto a la ventana
-y pienso- como estará el cura
con tanto adorno en la sotana.
El calor está que abrasa
en la iglesia de la aldea,
y el cura a las beatas
mata el hambre con par obleas.
El presbítero santo esteta
de la eclesiástica y santa jaez
bebe vino, mientras reseca
está la garganta de éste feligrés.
¡Por fin! la perorata sagrada
llega a su feliz culminación
y a la pareja, le da dos cruzadas
¡como si les hiciera un favor!