Por: Diógenes Armando Pino Ávila
Hace algunos años repetía la frase de alguien, no recuerdo quien, ni me interesa recordar, «Seguir todas las modas es una esclavitud, estar en contra de todas una estupidez», se los decía a los muchachos del colegio de secundaria donde trabajaba, pues, había temporadas en que mis alumnos se alborotaban, en utilizar algunas modas que veían en la tele, sobre todo los cortes de pelos estrafalarios de los futbolistas famosos del momento.
Había otros estudiantes que estrechaban las perneras de los pantalones del uniforme del colegio a tal punto que, me decían ellos, para ponerse los pantalones tenían que utilizar bolsas plásticas que le facilitaran la metida de el pie y la pierna en tan ajustadas perneras. Para mi gusto, eran situaciones ridículas, pero más me inquietaba el empecinamiento de los profes de disciplina reconviniendo, e incluso devolviendo a casa al estudiante, por el uso, según el manual del colegio, irregular del uniforme o por dar una “mala imagen” a la representación de estudiante consignada en el Proyecto Educativo Institucional (PEI).
Les entendía, pues yo en mi época de estudiante fui un impenitente transgresor de normas escolares, por lo que pasé por los tres colegios de primaria de mi pueblo (uno oficial y dos privados, y en el bachillerato fui expulsado del único colegio de secundaria de Tamalameque, por lo que tuve irme para Cartagena a terminar el bachillerato. Intentaba razonar con ellos y controvertía sus argumentos poniendo en contexto, que esas modas eran portadas por jóvenes en los barrios marginales de la gran urbe, jóvenes que, por falta de oportunidades, eran presa fácil del crimen organizado y que dichas modas se convertían casi que, en una impronta, una señal que los identificaba como jóvenes marginales.
Hoy ya no trabajo en colegio alguno, sin embargo, observo el fenómeno de la moda y la entiendo como un fenómeno sociocultural donde el portador o portadores de ella adoptan en forma temporal un estilo, bien en su vestuario, en sus costumbres forma de comportarse, manera de hablar e incluso en sus ideas. Casi siempre estos cambios están asociados a el entretenimiento, la propaganda, los personajes célebres del momento, los medios de comunicación. Ahora ben, la moda cambia, cumple ciclos, de acuerdo a conceptos de lo que llamamos moderno y deja de ser seguida cuando es reemplazada por una nueva.
Con un poco de atención entrenada a fijar la mirada en los fenómenos sociales de la comunidad o de la sociedad en general, podemos apreciar que ya la moda como tal, pasó a un segundo plano, ahora es reemplazada por tendencia, la cual se diferencia de la moda, en que la moda era una especie de preferencia personal o grupal, mientras que la tendencia es global, y como tal, su oleada involucra a sectores amplísimos de la sociedad, porque una tendencia es una inclinación marcada, un comportamiento, un estilo o idea en un momento determinado de nuestra sociedad, la que lentamente va conquistando adeptos y moldeando cambios de comportamientos en los individuos de una sociedad.
- Para clarificar estos conceptos (moda y tendencia) veamos estos ejemplos. Moda: Pantalones acampanados en los 70s. Zapatos tipo plataforma en los 90s. Ropa deportiva como atuendo casual en la década de 2020. En cambio, Tendencia: Comer sano, moda ecológica. Uso de inteligencia artificial en el trabajo escritural, etc.
- Los muchachos ahora tienen una presión mayor desde los medios de comunicación, las redes y otros medios, pues las modas se convierten en tendencias y de ellas derivan a un consumo inconsciente de productos, marcas y artefactos que, si bien, no son vitales para su subsistencia, se convierten en factores de estatus con que marcan su territorio. Los mayores hemos abandonado las modas, pero igual que los muchachos hemos caído en la corriente de las tendencias, ya no podemos vivir sin el celular, nos comunicamos por WhatsApp u otras redes sociales y tratamos de estar al tanto de las noticias globales Trump vs Xi Jinping, guerra comercial, aranceles, proceso contra Uribe, etc. Total, nos esclaviza la moda o nos secuestra la tendencia.
