A raíz del torpe procedimiento policial realizado en las calles de Aguachica que desencadenó las denuncias de dos jóvenes que fueron ultrajados, se ha suscitado una fuerte controversia sobre los excesos de la Policía Nacional en el uso de la fuerza.
Hoy tenemos que informar que “Una brutalidad” cometida por dos agentes que patrullaban las calles de Aguachica, son cuestionadas con crudeza el proceder de los agentes policiales que golpearon a dos jovenes, los mismos que días anteriores en una caravana de los seguidores de la selección Colombia rociaron gas pimienta. No es para menos. Como indican las versiones de distintos testigos, no existió proporcionalidad entre los medios empleados por la policía y el fin perseguido de sancionar una supuesta infracción cometida por los jovenes desencadenando en una “Cadena de errores”.
Seria bueno que el coronel Juan Pablo Guerrero, comandante de la policía en el departamento del cesar, que por estos días hace presencia en el sur entregara una versión pues no es posible que en aguachica se continua cometiendo erros y los jefes máximos de la policía no dan versión alguna o explicación sobre el accionar brutal de los agentes. Se trae lo anterior a colación porque mientras en la capital se critica la falta de acción de la Policía Nacional, en Aguachica además de la fakta de acción verdadera los posibles excesos en el uso de la fuerza, son críticadas.
En efecto, la Policía Nacional parece haber bajado la guardia en el control del orden público, la convivencia y la seguridad ciudadana. El ejemplo del tránsito en Valledupar es elocuente. La regulación del tráfico prácticamente ha desaparecido de la ciudad, con muy pocas excepciones. En horas pico no se observa un agente de policía controlando el flujo vehicular como ocurre en otras ciudades. Desde hace tiempo no se realizan en la ciudad retenes para controlar a conductores ebrios que todos los fines de semana suelen causar accidentes, muchos de ellos con saldos fatales. En síntesis, al transitar las calles se tiene la sensación de estar en el lejano oeste donde todo el mundo se cree con licencia para hacer lo que quiera desde parquear en sitios prohibidos, hasta pasarse los semáforos en rojos, sin temor a ser sancionado.
En materia de seguridad preocupa nuevamente el aumento en este segundo semestre de la tasa de homicidios que venía comportándose adecuadamente durante la primera etapa del año. También se han incrementado los casos de fleteo, hurtos a residencias y los atracos callejeros.