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La decisión de reubicar no es fácil de tomar

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Archivo | La saturación de lluvias aceleró una falla geológica en el municipio de Gramalote, Norte de Santander. Las casas comenzaron a agrietarse y luego se derrumbaron. Todos los habitantes tuvieron que ser evacuados

CON EL 93% del país afectado por el invierno, la reubicación de municipios vulnerables es un tema recurrente. Esta tarea demandaría grandes inversiones y de estrategias para evitar repoblamientos.


Reubicación. Esa es una de las palabras que más se escucha cuando se habla de los daños causados por el invierno que, según el Dane deja 2 millones 222 mil 774 de damnificados en 1.025 municipios.

Es decir, que a comienzos de junio, cuando cese el efecto del fenómeno de La Niña, el 93 por ciento del territorio nacional deberá pensar en reconstrucción, obras de mitigación y prevención.

La situación de municipios como Gramalote, Norte de Santander; Útica, Cundinamarca; Jericó, en Boyacá; y Suratá y Tona, Santander; obligó al Gobierno Nacional a iniciar procesos de reubicación.

Sin embargo, el viceministro de Ambiente, Carlos Castaño Gómez, dijo que se está trabajando de forma coordinada con las diferentes autoridades ambientales para evaluar las zonas de riesgo, ya que se ha encontrado que aparte de estas localidades hay por lo menos otras 10 amenazadas por fallas geológicas. «Hay muchos otros lugares donde se deben solucionar las causas que ponen en riesgo a las poblaciones, ya que una buena parte de los asentamientos están sufriendo las inclemencias de la ola invernal y lo que no puede pasar es que los pobladores sigan viviendo en estos lugares», dijo Castaño.

Aunque el funcionario sostuvo que por ahora no se van a decir los nombres para no generar preocupaciones, según la Dirección de Gestión del Riesgo los municipios más susceptibles a ser reubicados, son los que tienen entre 21.171 y 48.476 afectados.

Entre ellos están, Simití, Magangué y Mompós en Bolívar; Alto Baudó y Bahía Solano en Chocó; El Banco y Plato, en Magdalena; Uribia y Maicao en La Guajira; Gamarra y Aguachica, en Cesar; Puerto Colombia, en el Atlántico; y San Pelayo en Córdoba.

Si bien la ola invernal ha afectado a un gran número de municipios del Eje Cafetero, Cauca, Norte de Santander, Boyacá, Antioquia y otros de la Costa Norte, Carlos Iván Márquez, director de Gestión del Riesgo del Ministerio del Interior, dijo que en estos lugares se debe hacer un diagnóstico más profundo sobre las medidas que se deben tomar para prevenir riesgos.

«Lo que se necesita es hacer una evaluación integral mirando quiénes son los afectados y a qué lugares deben migrar», señaló Márquez.

Una decisión controvertida
El geólogo y consultor de la empresa Mibex, Yuri Abreu, explicó que aunque puede resultar caro reubicar un pueblo, a largo plazo es la mejor decisión pues lo que se tendría que invertir en obras civiles y de contención cada vez que se presente una temporada de lluvias se utilizaría en una solución definitiva.

«Mover un pueblo cuesta un dinero gigantesco, pero si hay un buen planeamiento geológico, también de ríos y si se hace un estudio por ejemplo del Magdalena con el fin de prever y hacer corredores de seguridad, va a ser la mejor decisión», dijo el geólogo.

Sin embargo, el ambientalista de la Universidad Nacional Gonzalo Andrade, considera que trasladar los pueblos es una solución temporal que va a generar más gastos que beneficios, pues a los municipios abandonados llegarán nuevos pobladores que, en unos años cuando el invierno vuelva, se verán afectados.

Por eso sostiene que el Gobierno debe pensar en un nuevo ordenamiento territorial que delimite las zonas que se deben destinar para vivienda y las que deben mantenerse como espacio de los humedales y ríos.

Así se podrán evitar situaciones como la que se presenta en la Universidad de la Sabana, en la vía a Chía (Cundinamarca), que está inundada por ocupar parte de un humedal.

El drama de las riberas
Con el fin de darle espacio a las cuencas y evitar nuevas inundaciones el ministro de Transporte, Germán Cardona, ha insistido en que también deberían reubicarse los municipios que están en las riberas del Magdalena para darle más espacio al río.

«Somos conscientes que hay zonas en las que definitivamente hay que dejarle un espacio al agua porque estábamos abusando demasiado, le estábamos robando demasiado espacio y eso es parte del problema que estamos viviendo», precisó Cardona.

Advirtió que la construcción de diques a las orillas de los ríos no es la solución sino el causante de los problemas de inundaciones, pues lo que se está haciendo es acelerando la velocidad y el caudal de los ríos, por lo que hay que dejar unas playas para que el río tenga donde descansar en épocas de invierno.

» Contexto

1. Según el Gobierno nacional, se requieren cerca de 4,6 billones de pesos en inversiones para atender los daños estructurales que deja el fenómeno de La Niña.

2. El sector agropecuario es uno de los más afectados. Se requieren cerca de 3 billones de pesos para que los ganaderos y campesinos puedan volver a trabajar.

3. Cundinamarca y Santander encabezan la lista de departamentos cuyas vías han resultado más afectadas por la primera ola invernal de este año.

» Cundinamarca inicia trabajos de limpieza y en Arauca se denuncian nuevas afectaciones


Comenzó la operación Diablo Rojo en cuatro puntos del río Bogotá
El director de Gestión del Riesgo, Carlos Iván Márquez, explicó que comenzó el proceso para dragar el río Bogotá, que podría volver a salirse de cauce por sus altos niveles de agua y sedimentos.

Ayer comenzó a trabajar una draga en Puente Canoas, Soacha. Entre hoy y mañana se instalarán otras tres en puntos estratégicos que se están evaluando para dragar 17 kilómetros. «Es como si le colocáramos Diablo Rojo (líquido para destapara cañerías) al río,  para destaparlo y limpiarlo, para que en esa parte baja empiece a correr con más rapidez», explicó Márquez.

Por eso, la operación de dragado en la cual trabajan la Gobernación de Cundinamarca, la Alcaldía de Bogotá y la Dirección de Gestión del Riesgo, fue denominada Diablo Rojo.

Este es el primer río del país al que se le realiza una limpieza extrema durante esta ola invernal. Según Márquez, la situación de cada afluente es diferente, y otros como los ríos Cauca y el Magdalena que son de creciente súbita, lo que necesitan es un control constante para dar las alertas tempranas a la población aledaña y evitar tragedias como la que se presenta en Chía (ver foto).

El gobernador de Cundinamarca, Andrés González, manifestó que es necesaria la colaboración de la comunidad pues en el río Bogotá se han encontrado desde basuras y escombros hasta neveras que impiden el paso normal de las aguas.

Más de 1.000 damnificados en Puerton Rondón, Arauca
Una semana de lluvias intensas en Puerto Rondón, Arauca, sacó de su cauce el río Casanare. La economía regional se ha visto seriamente afectada: cultivos de yuca, plátano, arroz y la ganadería han sufrido los embates del invierno, dejando pérdidas millonarias así como miles de hectáreas anegadas.

Una fuerte corriente del río se llevó más del 90 por ciento de la banca de la vía de acceso a la localidad, lo que ha dejado incomunicado a Puerto Rondón del resto del departamento.

Esto no solo ha frenado el transporte sino que tiene pensando a los campesinos en la forma en la que deberán sacar su ganado y cultivos a los mercados. Los pocos viajeros que se atreven a desplazarse hacia otros municipios, deben hacer transbordo lo cual incrementa los costos de movilización.

Las autoridadesestiman que son más de 1.000 los damnificados los cuales se empezaron a trasladar a colegios del municipio que no han sido alcanzados por el agua.

Los pobladores pidieron ayuda al Gobierno Nacional no solo para que se entregue ayuda humanitaria sino para mejorar las vías de acceso. «Hacemos un llamado al Gobierno Nacional para que nos colabore en esta emergencia invernal que azota no solo al municipio si no al departamento de Arauca. La situación es demasiado crítica y no tenemos para dónde más coger», manifestó Norberto Álvarez, habitante de Puerto Rondon.

Por elcolombiano.com

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