viernes, marzo 29, 2024
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FE EN LA CAUSA…!


“No hay que reconocer a quien sirve a la patria, sino castigar a quien se sirve de ella”.

Tratar de entender hoy, la premisa lanzada por el Gral. Navas en el 2011, meses después de posicionado Santos por el uribismo en la presidencia de Colombia, lleva a una imprecisa y angustiosa reflexión de, si se introducía una máxima expresión de mística militar o nacía una macabra y perversa sátira, por la que reformaría a la Institución castrense con un puñado de comandantes subyugados a una autoridad  siniestra.

La vernácula expresión reconocía que el esfuerzo militar contaba con fundamento constitucional y legal, principio razonable del uso de la fuerza en defensa de los intereses del pueblo, capaz de derrotar a los enemigos de la soberanía y así, fantasear que se apuntaba a dar fin al conflicto armado, venciendo a los sediciosos- criminales en acción legítima de la guerra contrainsurgente.

Neutralizar al enemigo es el primer deber y derecho del espíritu militar. Integrante que renuncie a cumplir la misión encomendada  se hunde en el delito de traición a la patria, inadmisible para el ciudadano de a pie, que estima  al soldado como un elemento del mismo pueblo, socialmente comprometido, marchando  paralelamente a su conducta de buen ciudadano con sólida familia honrada por su servicio a la patria.

Para tener fe en la causa, se requiere que el soldado entienda que su actuación dirigida jerárquicamente, lo manda a proteger y defender derechos, libertades y garantías del pueblo, los mismos sagrados atributos que nacieron adheridos a  su dignidad humana.

Todos estos principios se han ido derrumbando desde entonces, desvirtuando el verdadero conocimiento que adquirieron los Generales a través del arte de la guerra, para sumir a la soldadesca en situación de inseguridad  jurídica que para nada compensa los asesinatos o inhumanos ataques a policías y soldados en cualquier punto geográfico de la patria.

“Fe en la causa”  no ha mostrado el real y expedito camino a las FFMM, solo se está viendo el  ensañamiento judicial en los calificados falsos positivos, que deben ser castigados y expiados por quienes obraron mal y se salieron en su momento del redil, pero que en medio de procesos dilatorios arrastran presuntos inocentes obligados a cumplir órdenes preferentes. Sin tapujos, Generales o mandos superiores seguían una cartilla del principal ideólogo y beneficiado: el ministro Santos, quien instauró desde su cartera ésta aberración de la guerra, que lo consolidó como el padre de los falsos positivos y la impunidad para verdaderos culpables.

Si el eslogan era para mantener en alto la moral de los militares a costa de una quijotada, hoy cae por su peso con unas FFMM, a merced de un jefe supremo que simpatiza y protege terroristas, a costa del sacrificando honor de una institución del pueblo. La fe debe de estar marchando en barco a la isla de la ignominia y la causa; seguro que desertó con los Generales endosados que desfilan frente a la entelequia pacifista de Colombia, como lechones alebrestados ante su futuro matarife.

 

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